Caos
                  
                  Terrorismo
poético
                  
                  Amour
Fou
                  
                  Niños
Salvajes
                  
                  Paganismo
                  
                  Sabotaje 
del  arte
                  
                  Los 
Asesinos
                  
                  Pirotecnia
                  
                  Mitos
de Caos
                  
                  Pornografía
                  
                  Crimen
                  
                  Brujería
                  
                  Publicidad
                   
                  
                  Prefacio
paralelo
                  
                   
                  
                  Di casualmente
con TAZ mientras rebuscaba en los contenidos de una caja que mi amiga
Victoria
me había pedido que le guardara cuando volvió a su casa
en
Sevilla. Buscando algo que leer lo escogí entre otras cosas
porque
lo había visto migrar por su estudio, junto al cenicero un
día,
junto a la ventana otro. El libro deambulaba por el apartamento casi
tanto
como la guía telefónica, así es que algo
debía
tener para mantener el interés.
                  
                      
Así llegó mi primera dosis de TAZ con una mezcla de
frases
impresas, las anotaciones en español de Victoria y mis propias
divagaciones
dando forma a un palimpsesto transgénico tan copioso que
disparó
los vectores de mis sinapsis para hacerlos saltar en todas direcciones
a la vez. Me tocó con una disrupción sintética,
provocando
una ensoñación momentánea que ya lleva durando
varios
años.
                  
                     
"Cómo caracterizar un texto que "no es enciclopédico sino
de tiro disperso" y que contiene un extenso registro de conocimiento
histórico
y esotérico que conduce al lector a través de una
"psicotopografía"
sin límites de utopías piratas, ciberespacio y olvidadas
repúblicas habitadas por una igualmente diversa población
de herejes y paganos tales como Ranters, Taoístas del Turbante
Amarillo,
"hackers de realidades" y futurlibertarios?
                  
                      
Aunque TAZ puede ser "mejor entendido en la acción", lanza
destellos
exploratorios que iluminan pasajes que nos recuperan del aburrimiento
al
abrir el mar de posibilidades contenidas en la vida cotidiana. Si uno
ha
de recoger algo del ensamblaje de "rompenubes estéticos" de Bey,
no es tanto una guía a seguir sino aquello que expone las
"grietas
en el monolito" de las que podemos beber una bocanada de aire fresco y
ganar un respiro de la garra con la que el "Estado terminal" nos
atenaza.
                  
                      
Y así, debo ya dejarlo aquí no sea que diluya los
alucinogemas
que siguen en parafraseo sinóptico. Mi otro recurso sólo
puede estar en continuar ensamblando la colección de pasajes que
caracterizan el texto de Bey en sus propias palabras. Estos, sin
embargo,
se han acumulado rápidamente en una colección tan vasta
que
el prefacio (ya borrado) ha llegado a ser tan grande como el libro
mismo.
                  
                      
Y por tanto, te dejo con el texto que sigue, un mapa sin
localizaciones,
del que tú, querido lector, eres el autor.
                  
                  Kiki Braga,
1996
                  
                  Prefacio
paralelo
                  
                  En las
inmortales palabras del texto más ampliamente copiado del mundo:
"Besa a alguien que quieras cuando recibas esto y haz magia. Esto te ha
sido enviado para tu buena suerte. No mandes dinero. “;esto funciona de
verdad!"
                  
                  Kirby Gookin,
1996.
                  
                   
                  
                  CAOS
                  
                  Los pasquines
del anarquismo ontológico
                  
                  (Dedicados
a  Ustad Mahmud Ali Abd al Khabir)
                  
 
                  
                  CAOS 
NUNCA  MURIO.   Bloque primordial  sin
esculpir, 
único  excelentísimo  monstruo, inerte  y
espontáneo, más ultravioleta que  ninguna
ideología 
(como las sombras antes de Babilonia), la  homogénea unidad
original  del ser todavía irradia serena como los negros
pendones
de los Asesinos, perpetua y azarosamente ebria.
                  
                      
Caos precede a todo principio de orden y entropía, no es ni Dios
ni  gusano, sus  deseos insensatos abarcan y definen toda
posible
coreografía,  todo  éter  y  flogisto
sin  sentido:  sus  máscaras son cristalizaciones
de su propia  falta de rostro,   como  
las  
nubes.
                  
                      
Todo en  la naturaleza es perfectamente  real incluyendo la
conciencia,
no hay absolutamente nada de lo que preocuparse.  No sólo
se
han roto  las cadenas de la  Ley, es que nunca 
existieron;
los demonios nunca guardaron las estrellas, el Imperio jamás se
fundó, a Eros nunca le creció la barba.
                  
                      
No,  escucha, lo  que ocurrió  fue esto:  te
mintieron,  te vendieron ideas  sobre el bien  y el
mal, 
te hicieron desconfiar  de tu cuerpo  y  te
avergonzaron 
de  tu  profesión  del caos,  se 
inventaron
palabras  de  asco  por  tu  amor 
molecular, 
te  mesmerizaron  con  su indiferencia, te aburrieron
con
la  civilización y con todas sus roñosas emociones.
                  
                      
No hay devenir, ni revolución,  ni lucha, ni sendero;
tú
ya eres el  monarca de tu propia  piel; tu inviolable
libertad 
sólo espera completarse  en el  amor  de 
otros
monarcas:  una  política del  sueño,
urgente
como  el azul  del cielo.
                  
                      
Despojarse de  todos los derechos  y dudas ilusorias  de
la historia exige la economía de una  legendaria edad de
piedra;
chamanes y no curas,  bardos y no  señores, cazadores
no policías,  recolectores de pereza 
paleolítica,
dulces  como la  sangre, van  desnudos como un signo o
pintados 
como pájaros,  en  equilibrio  sobre la 
ola 
de la  presencia explícita, sobre el ahora y siempre sin
relojes.
                  
                      
Los agentes del caos dirigen candentes miradas a cualquiera que 
sea 
capaz  de  atestiguar  su condición, 
su 
fiebre  de  lux  et voluptas.  Sólo 
estoy
despierto en lo  que amo y deseo  hasta el punto del
terror; 
todo lo demás  no es sino mobiliario  amortajado,
anestesia
cotidiana, cagadas  mentales, aburrimiento  subreptil
de 
los regímenes totalitarios, censura banal y dolor inútil.
                  
                      
Los  Avatares del  caos  hacen  de 
espías, 
saboteadores  criminales del amour fou, ni altruistas ni
egoístas,
accesibles como niños, con los modales  de los
bárbaros,
excoriados de obsesiones,  en el paro, sensualmente
perturbados, 
ángeles-lobo, espejos de  contemplación, ojos
como 
flores,  piratas de  todo  signo  y  sentido.
                  
                      
Y aquí  estamos arrastrándonos  por las 
grietas
entre  las paredes  de la  iglesia estado  escuela
y  fábrica, todos  los monolitos paranoicos. 
Separados 
de la tribu  por una nostalgia  feraz escarbamos
túneles
tras las palabras perdidas, las bombas imaginarias.
                  
                      
La  última acción posible  es  la 
que
define  la  propia percepción, un cordón de oro
invisible  nos conecta: baile ilegal en los pasillos del
juzgado.  
Si hubiera de besarte aquí lo  llamarían un acto
de 
terrorismo; así  es  que  llevémonos 
las  pistolas  a  la  cama  y despertemos a la
ciudad a  medianoche como bandidos borrachos celebrando con
andanadas,
el mensaje del sabor del caos.
                  
 
                  
                  Terrorismo
poético
                  
                  BAILES 
INVEROSIMILES  EN  CAJEROS  automáticos 
nocturnos.  
Despliegues pirotécnicos  ilegales. Land art, 
obras 
terrestres  como  extraños artefactos
alienígenas
desperdigados por  los parques naturales.  Allana
moradas 
pero  en  vez  de robar,  deja  objetos 
poético-terroristas.  Secuestra a alguien y hazlos felices.
                  
                      
Elige a alguien al azar y  convéncele de ser el heredero de
una  inmensa, inútil  y  asombrosa fortuna 
-digamos  5000 hectáreas  de Antártida, o un
viejo
elefante de circo,  o un orfanato en Bombay, o una
colección 
de  manuscritos alquímicos-.   Al 
final 
terminará por  darse cuenta de que  por unos momentos
ha creído en  algo extraordinario, y se verá
quizás
conducido  a buscar como resultado una forma  más
intensa
de existencia.  Instala placas conmemorativas de latón en
lugares
(públicos o privados) en los que has experimentado una
revelación
o has tenido una experiencia sexual particularmente gratificante, etc.
                  
                      
Ve desnudo como un signo.
                  
                      
Convoca una huelga  en tu escuela o lugar  de trabajo sobre
las
bases de  que no satisfacen tus necesidades de  indolencia y
belleza espiritual.
                  
                      
El  arte del  graffiti prestó  cierta
gracia 
a los  laidos subterráneos  del metro  y 
a 
los rígidos  monumentos  públicos; el  TP
también puede ser  creado para lugares
públicos: 
poemas garabateados en los  lavabos del  juzgado,
pequeños 
fetiches abandonados  en parques  y restaurantes, arte en
fotocopias
bajo  el limpiaparabrisas de los coches aparcados, Consignas 
en Grandes Caracteres  pegadas por las  paredes de los patios
de recreo, cartas anónimas enviadas a destinatarios conocidos o
al  azar  (fraude postal),  retransmisiones 
piratas 
de radio,  cemento fresco...
                  
                      
La reacción o el choque estético provocados por el TP en
la audiencia han de ser al menos  tan intensos como la
agitación
propia del terror -asco  penetrante, excitación sexual,
asombro 
supersticioso, angustia dadaesca, una ruptura intuitiva repentina- no
importa
si  el TP va dirigido a una sola o a muchas personas, no importa
si
va "firmado" o es anónimo, si no transforma la vida  de
alguien
(aparte de la del artista) es que no funciona.
                  
                      
El TP es un  acto en un Teatro de la  Crueldad que no tiene
ni
escenario,  ni filas  de asientos, ni  localidades,
ni 
paredes.  Con objeto  de   que  funcione 
en   absoluto,  el  TP   debe 
desvincularse
categóricamente  de toda  estructura 
convencional
del  consumo de  arte (galerías,  publicaciones,
media).   Incluso las  tácticas de 
guerrilla
situacionistas  de teatro  callejero resultan  ya
demasiado 
conocidas y previsibles.
                  
                      
Una seducción exquisita -conducida no sólo por  la
causa
de la  mutua satisfacción  sino también 
como
acto  consciente en  una vida deliberadamente bella-
puede 
ser el TP definitivo.  El  terrorista P se comporta 
como
un  estafador  cuyo  objetivo no  es  el 
dinero sino  el CAMBIO.
                  
                      
No hagas TP para otros artistas, hazlo para gente que no repare (al
menos
por  un momento) en que  lo que has hecho es 
arte. 
Evita las categorías artísticas  reconocibles, evita
la  política, no te  quedes a discutir, no  seas
sentimental;  se implacable, arriésgate,  practica el
vandalismo sólo  en lo  que ha de ser
desfigurado, 
haz algo  que los niños puedan recordar toda la vida 
-pero no seas espontáneo a menos que la musa del TP te posea-.
                  
                      
Vístete.  Deja  un nombre falso.  Se 
legendario. 
El mejor TP está contra la ley, pero que  no te
pillen. 
Arte como crimen; crimen como arte.
                  
                  Amour
fou
                  
                   
                  
                  EL AMOR 
FOU no  es democracia  social, no  es un 
parlamento
de  dos.  Las actas de sus reuniones secretas tratan de
significados
demasiado enormes aunque demasiado precisos para la prosa. Ni esto, ni
aquello -su libro de emblemas tiembla en tus manos-.
                  
                      
Naturalmente  se  caga en  los  maestros  de
escuela
y la policía, pero se burla de ideólogos y
liberacionistas
también -no es una habitación limpia  y bien 
iluminada-. 
Un charlatán  topológico proyectó sus
pasillos 
y parques  abandonados, su  decoración emboscada 
de negro luminoso y rojo maníaco membranoso.
                  
                      
Cada uno  de nosotros es dueño  de la mitad del 
mapa; como dos potentados del renacimiento definimos  una nueva
cultura
con nuestra mezcla anatema de cuerpos, con nuestra emulsión de
fluidos
-las junturas imaginarias de nuestra ciudad estado se desdibujan en
nuestro
sudor-.
                  
                      
El  anarquismo   ontológico  nunca 
volvió 
de   su  última excursión de
pesca.  
Mientras nadie se chive al FBI,  a CAOS le importa poco el
futuro 
de nuestra civilización.  El amour fou  sólo se
cría por accidente -su  objetivo principal  es la
ingestión 
de la  galaxia.  Una conspiración para la
transmutación.
                  
                      
Su único interés por la Familia reside en la posibilidad
de incesto  (";Críatelos  tú!" "l;Cada 
humano
un faraón!") -l;Oh mi  más sincera lectora, mi 
semejante, mi hermana!- y en la  masturbación de un
niño
descubre oculta  (como en la pelota de una  flor de papel
japonesa)
la imagen del desmoronamiento del Estado.
                  
                      
Las palabras pertenecen al que  las usa sólo hasta que otro
las vuelve a robar.  Los surrealistas se desgraciaron al vender el
amour fou  a   la  máquina 
fantasma  
de  la  abstracción; buscaron   en  la
inconsciencia, y en esto siguieron a  de Sade (que sólo
quiso
"libertad" para que adultos blancos destriparan a mujeres y
niños).
                  
                      
El amour fou está saturado  de su propia estética,
se
colma hasta los propios bordes con las  trayectorias de sus
gestos,
marcha con relojes  de  ángeles,  no 
es 
el destino  oportuno  para  comisarios  y
tenderos. 
Su  ego se evapora en  la mutabilidad del deseo,  su
espíritu
comunal se marchita en el egoísmo de la obsesión.
                  
                      
El  amour fou  implica  una sexualidad  no
ordinaria
en  la medida en que  la brujería exige una
conciencia 
no ordinaria.  El mundo anglosajón post-protestante
canaliza
toda su sensualidad reprimida hacia la publicidad y  se escinde en
turbas  enfrentadas: mojigatos histéricos contra clones
promiscuos
y antiguos ex-solteros.  El AF no quiere unirse al ejército
de nadie, no toma parte  en las guerras de género, se
aburre
con la igualdad de oportunidades en  el empleo (de hecho rehusa
trabajar
para vivir), no  se queja, no da explicaciones, nunca  vota y
nunca paga impuestos.
                  
                      
Al AF  le gustaría ver  gestar y  nacer a
cada 
bastardo; el AF prospera con ardides antientrópicos; al AF 
le encanta que lo acosen los niños; el AF es mejor que una
oración,
mejor que la sinsemilla; el AF lleva la luna y  las palmeras
allá
por  donde va.  El AF admira  el tropicalismo, el
sabotaje,
el break dance, a Layla y Majnum,  el olor de la pólvora y
del esperma.
                  
                      
El AF es siempre ilegal, ya vaya disfrazado de matrimonio o de
tropa 
de boyscouts; siempre borracho,  ya en  el vino  de
sus 
propias secreciones o en  el humo de sus propias virtudes 
polimorfas. 
No es el trastorno de los sentidos sino más bien su apoteosis
-no
el resultado de la libertad  sino su 
precondición-. 
Lux et voluptas.
                  
                  Niños
Salvajes
                  
                  EL INSONDABLE
SENDERO  LUMINOSO de la luna llena; medianoche a mediados de mayo
en  un estado que empieza por "I",  tan bidimensional que
apenas
puede decirse que posea geografía en  absoluto -los rayos
tan
urgentes y tangibles que tienes  que echar las persianas
para 
pensar en palabras-.
                  
                      
Sin  duda escribir a  los  Niños 
Salvajes. 
Piensan  en imágenes; la prosa es para ellos un
código
aún no enteramente digerido y osificado, tal  como
para 
nosotros nunca ha  sido enteramente  de fiar.
                  
                      
Puedes  escribir sobre ellos, para  que otros  que hayan
perdido la cadena de plata  puedan reanudarse.  O escribir
para
ellos, haciendo de HISTORIA y EMBLEMA un proceso de seducción
hasta
tus propios recuerdos paleolíticos, una tentación
barbárica
de libertad (el caos tal como CAOS lo entiende).
                  
                      
Para estas  especies de  otro mundo  o "tercer 
sexo",
les enfants  sauvages,   la  fantasía 
y   la  imaginación  aún  
no  están diferenciadas.   JUEGO desbocado: 
a la  una y  misma vez  la fuente  de nuestro arte
y del eros más raro de la estirpe.
                  
                      
Abrazar el desorden  tanto como trampolín de  estilo y
como almacén  voluptuoso,  un  fundamento 
de 
nuestra  extraña  civilización oculta, de
nuestra
estética conspiradora,  de nuestro espionaje
lunático
-ésta es la acción (encarémoslo) ya de un 
artista
de algún tipo, o de un niño de once o doce años-.
                  
                      
Esos niños traicionados por sus sentidos clarificados en un
hechizo
brillante de hermoso placer reflejan  algo tiznado y feraz en la
naturaleza
de la propia realidad: anarquistas ontológicos natos,
ángeles
del caos; sus gestos y olores corporales retransmiten a su alrededor
una
jungla  de  presencia,   un  bosque 
de 
presciencia   al  completo  con serpientes,
armamento 
ninja, tortugas, chamanismo  futurista, revoltijo
increíble, 
meadas,  fantasmas, sol, corridas,  nidos  y 
huevos 
de  pájaro; agresión  jubilosa contra  los
mayores de esos  Planos Inferiores  tan impotentes para 
englobar ni  epifanías destructivas  ni
creación 
en la forma de travesuras tan frágiles pero  tan afiladas
como
para rebanar un rayo de luna.
                  
                      
Y aún así los habitantes de estas dimensiones inferiores
de poca monta  creen sinceramente que  controlan los destinos
de  los Niños Salvajes; y  aquí abajo, 
tan
crueles creencias  de hecho  esculpen la mayor parte de la
substancia
de los acontecimientos.
                  
                      
Los  únicos que  efectivamente desean compartir
más 
que dictar  el travieso  destino  de esos 
fugitivos 
salvajes o  guerrillas menores, los  únicos que pueden
entender  que amarse y desatarse  son un mismo acto;
ésos
son sobre todo  artistas, anarquistas, pervertidos, herejes, una
banda
aparte (tanto entre sí como del mundo) o sólo capaces
de 
encontrarse  como  podrían hacerlo 
Niños 
Salvajes,  intercambiando miradas a lo largo de la mesa  en
la
cena mientras los adultos farfullan detrás de sus caretas.
                  
                      
Demasiado   jóvenes  para  
choppers 
Harley; cateadores, break dancers, poetas  apenas adolescentes de
llanos  pueblos de tranvía perdido; un millón 
de  chispas cayendo  de los  cohetes  de
Rimbaud 
y Mowgli; esbeltos  terroristas cuyas estentóreas
bombas 
se compactan con amor polimorfo y preciosos restos de la cultura
popular;
pistoleros punk soñando  con  ponerse pendiente, 
ciclistas  animistas  planeando en  el anochecer
de 
peltre a  través de  las calles  de
protección 
oficial de flores  accidentales; bañistas gitanos
fuera 
de temporada,  sonrientes ladrones de  tótems de 
poder, de monedas  sueltas y  cuchillos de  hoja de
pantera
que  miran de reojo  -los intuimos por todas  partes-
publicamos
esta  oferta  para  cambiar  la 
corrupción
de  nuestra  propia lux  et gaudium por su dulce y
perfecta
porquería.
                  
                      
Así que atiende: nuestra realización, nuestra
liberación
depende de la de ellos; no porque remedemos a la Familia, esa "usurera
del amor"  que nos tiene rehenes de un futuro  banal, ni
al 
Estado que nos  escolariza para  hundirnos  bajo 
el
horizonte  de  eventos de  una plúmbea
"utilidad" 
-no- sino porque nosotros y ellos, los salvajes, somos unos
imágenes 
de los otros, estamos atados y  delimitados por esa cadena 
de 
plata  que  define  el  margen  de 
la 
sensualidad,  de  la transgresión y la visión.
                  
                      
Compartimos los mismos enemigos y nuestros medios de escape
triunfal 
son  también los  mismos: un juego delirante 
y 
obsesivo, impulsado por la brillantez espectral de los lobos y los
niños.
                  
                  Paganismo
                  
                   
                  
                  CONSTELACIONES
BAJO LAS QUE VIRAR EL rumbo de la nave del alma.
                  
                      
"Si  el  musulmán  entendiera  
el 
Islam  se  volvería  un idólatra".
                  
                  Mahmud
Shabestari.
                  
                      
Eleggua, el abrepuertas malcarado del garfio en la cabeza y caracolas
en
los ojos, santería negra habano y  vaso de ron; el mismo
que
Ganesh, muchacho gordo de los Comienzos con cabeza de elefante que
viaja
montado en un ratón.
                  
                      
El órgano que siente las atrofias numinosas a través de
los
sentidos.  Aquellos que  no saben sentir una baraka no 
han de conocer la caricia del mundo.
                  
                      
El Poimandres de Hermes enseñó la  animación
de los eidolones, la mágica  habitación de 
espíritus
en  los  iconos; pero  aquellos que  no puedan
celebrar 
este rito en  sí mismos y en  la totalidad de  la
fibra palpable del ser material sólo heredarán
melancolía,
basura, ruina.
                  
                      
El cuerpo pagano se vuelve  una corte de ángeles que entera
percibe este  lugar -esta misma arboleda-  como el
paraíso
("¡si hay un paraíso, sin duda está
aquí!"
inscripción en las puertas de un jardín de Mughal).
                  
                      
Pero el anarquismo ontológico resulta demasiado
paleolítico
para la  escatología -las  cosas son reales,  la
brujería  funciona, nos hechiza con  la
imaginación, 
la muerte y  la desagradable  vaguedad -el argumento de Las
metamorfosis
de  Ovidio- una épica de la mutabilidad. El paisaje
mítico
personal.
                  
                      
El paganismo aún no ha  inventado leyes -sólo
virtudes-. 
Ni sacerdocio, ni teología, ni metafísica, ni moralidad;
sino un chamanismo universal en el que nadie obtiene verdadera
humanidad
sin una visión.
                  
                      
Dinero  comida  sexo sueño  sol  arena 
y sinsemilla; amor verdad paz libertad y justicia.  Belleza. 
Dionisos el muchacho ebrio en una  pantera -exuberante 
sudor 
adolescente- Pan  el  cabrero avanza  a través de
sólida tierra por la cintura como si fuera el mar, su piel
encostrada
de musgo y liquen; Eros  se multiplica en una pastoral docena de
jóvenes
granjeros desnudos de Iowa con los pies embarrados y zupia de charca
por
los muslos.
                  
                      
Cuervo,  el  estafador del  potlach,  a  veces
muchacho,  o vieja,  o  pájaro que 
robó 
la  luna, agujas  de  pino  flotando en  un
estanque,
cabeza  de tótem Heckle y Jeckle, coro  de grajos
de 
ojos de plata bailando  sobre la pila  de madera; el 
mismo
que Semar  el albino jorobado hermafrodita  patrón
marioneta 
en la  sombra de  la revolución javanesa.
                  
                      
Yemaya,  diosa  estrella azul  del  mar  y
patrona 
de  los maricones; la  misma que  Tara, 
faceta 
azulgrís  de Kali,  collar  de calaveras, 
bailando 
en  el  tenso  lingam  de  Shiva, 
lamiendo 
nubes monzónicas con su lengua de un metro; la misma que Loro
Kidul,
la diosa verde jade del mar Javanesa que otorga a los sultanes el poder
de la invulnerabilidad por trato carnal tántrico en torres
mágicas
y cuevas.
                  
                      
Desde cierto punto de vista  el anarquismo ontológico se ve
tremendamente desnudo,  despojado de todas las  cualidades y
posesiones, pobre como  CAOS mismo; pero  desde otro 
punto
de vista  pulula barroco como los  templos de  la
jodienda 
de Katmandú o  un libro  de emblemas alquímico;
se tumba  tan  largo es  en su  diván 
comiendo loukoum  y entreteniendo  nociones
heréticas, 
una  mano dentro  de los  pantalones bombachos.
                  
                      
Los cascos de sus naves piratas están lacados de negro, las
velas
latinas  son rojas, banderas negras  con la divisa de 
un
reloj de arena alado.
                  
                      
Un Mar  de la China del  Sur mental, frente a  una costa
de jungla  llana de  palmeras, templos  de oro 
podrido
a  dioses bestiales desconocidos, isla tras  isla, la brisa
como
húmeda seda  amarilla en la piel  desnuda,
navegando 
bajo  estrellas  panteístas, hierofanía 
sobre
hierofanía, luz  sobre luz contra  la luminosa y 
caótica oscuridad.
                  
 
                  
                  Sabotaje 
del  arte
                  
                  EL SABOTAJE 
DEL ARTE  BUSCA ser  perfectamente ejemplar  y a 
un
tiempo retener cierto elemento de opacidad -no propaganda sino choque
estético-
terriblemente  directo pero  sutilmente  angulado 
también -acción  como metáfora-.
                  
                      
El sabotaje del arte es la  cara  oculta del  terrorismo
poético -creación  por la destrucción- 
pero no  ha de servir  a partido alguno,  ni al 
nihilismo, 
ni  siquiera al  arte  mismo.   Tal como 
al desterrar las ilusiones se intensifican  los sentidos,
así
la demolición de la plaga estética dulcifica el aire del
mundo del discurso, del otro. El sabotaje del arte sólo 
sirve
a la conciencia,  a la atención,  a la vigilia.
                  
                        
El  SA  va  más  allá  de 
la  paranoia,  más  allá  de  la
desconstrucción -la  crítica definitiva- 
ataque
físico al  arte ofensivo -jihad estética-.  La
mínima mancha  de mezquino egoísmo o incluso de
gusto
personal  contamina su pureza  y menoscaba  su
fuerza. 
El  SA no puede nunca buscar el poder -sólo puede
liberarlo-.
                  
                      
Las obras de arte individuales  (incluso las peores) son en gran
medida
irrelevantes -el SA  busca dañar aquellas instituciones que
se  sirven  del arte  para  limitar  la 
conciencia y  enriquecerse  con castillos  en el 
aire.
Este o  aquél  poeta  o pintor  no  ha
de  ser condenado por una falta de visión -pero las ideas
malignas
sí que pueden ser asaltadas a  través de los
artefactos
que generan-.   El muzak está  diseñado
para 
hipnotizar y  controlar -su  maquinaria bien  puede ser
destrozada-.
                  
                      
Quemas públicas de libros ¿por qué han de ser
fachas y funcionarios de  aduanas los que monopolicen  este
arma?  
Novelas sobre niños poseídos  por el diablo; la
lista
de  libros más vendidos del New York Times; panfletos
feministas 
contra la pornografía; libros  de texto
(especialmente 
ciencias sociales,  civismo, salud);  pilas de El Tiempo, El
Mundo  y otros  periódicos  de
supermercado; 
recortes seleccionados  de editoriales cristianas; unas 
cuantas 
novelas  rosa -atmósfera  festiva, botellas de vino y
canutos circulando en una clara tarde de otoño-.
                  
                      
Tirar  el dinero  en  la bolsa fue  una forma de
terrorismo 
poético bastante oportuna -pero destruir el  dinero hubiera
sido buen sabotaje del  arte-.   Ocupar 
retransmisiones 
de  TV  y  difundir  unos  minutos pirateados
de  incendiario arte  caote constituiría  una
hazaña 
del TP; pero simplemente volar  la torre de transmisiones
sería 
un sabotaje del arte perfectamente adecuado.
                  
                      
Si  ciertas  galerías  y  museos 
se 
merecen  un ocasional ladrillazo en los  cristales 
-no 
destrucción, sino  un  pescozón a  la
complacencia-
entonces qué pasa con los BANCOS?  Las galerías
convierten
la belleza  en mercancía  pero los bancos 
transmutan
la  imaginación en heces y en  deuda. 
¿No
ganaría  el mundo un grado de  belleza con cada banco
que se pudiera hacer temblar...  o caer?  ¿pero de
qué
manera?  El sabotaje del arte debería seguramente 
mantenerse
alejado de la política (es tan indigesta...) -pero no de los
bancos-.
                  
                      
No hagas  piquetes; practica el vandalismo.   No
protestes;
desfigura.  Cuando la fealdad, el pobre diseño y el
derroche
estúpido te son forzados, vuélvete ludita, mete el zapato
en la rueda, contraataca. Destroza los  símbolos del
Imperio
en  nombre de nada sino del anhelo de gracia del corazón.
                  
                   
                  
                  Los 
Asesinos
                  
                   
                  
                  A TRAVES
DEL LUSTRE DEL desierto y hacia las polícromas colinas, violeta
ocre calvo  pardo y  sombra en  la cima  de
un 
desecado valle  azul los viajeros  encuentran un 
oasis 
artificial, un  castillo fortificado  de estilo sarraceno que
guarda un  jardín oculto.
                  
                      
Como  huéspedes del  Viejo de  la
Montaña 
Hassan i Sabbah suben los escalones cortados en la roca del
castillo. 
Aquí el Día de la Resurrección ya ha llegado 
y se ha ido; sus  moradores viven fuera del tiempo profano, al que
mantienen a raya con dagas y venenos.
                  
                      
Tras el almenado y las  troneras de las torres los eruditos y
fedayines 
se  despiertan  en  estrechas  celdas 
monolíticas.  
Mapas estelares, astrolabios, alambiques y  retortas, pilas de
libros
abiertos bajo un rayo de sol vespertino; una cimitarra desenvainada.
                  
                      
Cada uno de  aquellos que entran en el reino  del Imán
del propio ser se convierte en  un sultán  de la
revelación 
invertida, un monarca  de  la  abrogación 
y 
la apostasía.   En  una  cámara 
central festoneada de luz y adornada con  tapices arabescos se
tumban
en cojines y fuman largos chibouks de haschish con esencias de opio y
ámbar.
                  
                      
Para  ellos la  jerarquía del  ser se  ha
compactado 
en un punctum sin dimensiones de lo real -para  ellos las cadenas
de la Ley se han  roto- terminan  su ayuno  con
vino.  
Para ellos  todo exterior es interior, su  verdadero rostro
brilla 
directamente a través.   Pero las puertas del
jardín
están camufladas  con terrorismo, espejos, rumores de
asesinato,
trompe l'oeil, leyendas.
                  
                      
Granada,  mora,   caqui,  la 
melancolía 
erótica   de  los cipreses, rosas color 
membrana
de Shiraz, braseros de aloes  de La Meca y benjuí,
firmes 
tallos de tulipanes otomanos,  alfombras extendidas como jardines
de mentira sobre un césped de verdad; un pabellón
levantado
con un mosaico  de caligramas; un  sauce, un  regato con
berros; una fuente acristalada  de geometría  por
debajo; 
el escándalo  metafísico de  las odaliscas
bañándose,
de los húmedos coperos morenos jugando al escondite entre el
follaje;
"agua, verdor, bellos rostros".
                  
                      
Por la  noche Hassan-i Sabbah  como un civilizado  lobo
con turbante se despereza en un parapeto  sobre el jardín y
tiende una aviesa mirada  al cielo,  gobernando las 
constelaciones 
de la  herejía en  el indolente aire  fresco
del 
desierto.  Es cierto,  en este  mito algunos
discípulos
aspirantes pueden  recibir órdenes de caminar  por la
plancha hacia  las  tinieblas; pero 
también 
es  cierto  que algunos  de  ellos
aprenderán
a volar como brujos.
                  
                      
El emblema de Alamut permanece  en la mente, un mandala o
círculo
mágico  perdido para la historia  pero embebido o
impreso 
en la conciencia.   El Viejo  revolotea como  un
fantasma 
por las  tiendas de reyes y las alcobas de teólogos,
traspasa
todas las cerraduras y guardas con olvidadas  técnicas
musulmanas/ninja, 
deja atrás los  malos sueños, los estiletes en las
almohadas,
los poderosos sobornos.
                  
                      
La  esencia  de  esta   propaganda 
rezuma 
en  los  sueños criminales del anarquismo
ontológico, 
el heraldo de nuestras obsesiones muestra  los pendones 
forajidos
de  negro luminoso  de los  Asesinos... todos ellos
pretendientes
al trono de un Egipto Imaginario, un continuum oculto de espacio/luz
consumido
por libertades aún no imaginadas.
                  
 
                  
                  Pirotecnia
                  
                   
                  
                  INVENTADA 
POR LOS  CHINOS pero  nunca desarrollada  para la 
guerra -un ejemplo cabal de terrorismo poético-  un arma
utilizada
para disparar el choque estético  que no para  matar
-los 
chinos detestaban la  guerra y solían hacer luto cuando
los 
ejércitos se levantaban- pólvora sólo útil
para espantar maléficos demonios, para deleitar a los
niños,
para llenar el aire con una atrevida bruma de olor a riesgo.
                  
                      
Bombas relámpago  clase C de Kwantung,  cohetes de
botella,
mariposas, M-80s, girasoles, "un bosque  en primavera"; hace buen
tiempo de revolución.   Enciende el cigarro en 
la
mecha silbante de  una bomba negra  de Haymarket; 
imagina
el  aire lleno  de hidras  y súcubos,  de
espíritus
opresivos, de fantasmas policía.
                  
                      
Convoca  a  unos  cuantos  niños con 
brasas 
encendidas  o fósforos de cocina -apóstoles chamanes
de complots de pólvora veraniega- rompe la  noche
espesa 
con estrellas de  pinchos y  estrellas infladas, con
arsénico 
y antimonio,  sodio  y  calomel, un 
bombardeo 
de magnesio  y estridente clorato de potasa.
                  
                      
Fulminante (hollín y salitre)  esquirlas y metralla; asalta
tu  banco local  o  tu fea  iglesia  con
velas 
romanas  y cohetes  oro púrpura, in promptu y
anónimo
(quizás  abriendo fuego desde la trasera de una camioneta).
                  
                      
Construye  unas   lanzaderas  con 
armazón 
de   celosía  e instálalas  en
la 
azotea  del edificio  de seguros  o  la
escuela; 
una serpiente kundalini o un dragón de Caos verde bario
enroscado
contra un fondo  amarillo  sodio oxalato  -no
pasarán-
o  monstruos  copulantes disparando  descargas  de
leche-fuego  contra  el  hogar de  los  viejos
catequistas.
                  
                      
Esculturas de nubes,  esculturas de humo y  banderas = arte
del
aire.   Piezas de tierra.  Fuentes = aguas
artificiales.  
Y fuegos artificiales.   No actúes  con
becas 
del ministerio  ni permisos  de la policía  para
un  público  amante de  la  cultura. 
Evanescentes 
bombas incendiarias mentales,  terroríficos mandalas
inflamando 
la presuntuosa noche suburbana,  inverosímiles cabezas de
trueno 
verde plaga emocional reventadas con rayos vajra de azul orgona de feux
d'artifice láser.
                  
                      
Cometas que explotan con el  olor del haschisch y el carbón
radiactivo; fuegos de  San Antón y fuegos fatuos 
embrujando
los parques públicos; falsos fuegos  de San Telmo danzando
sobre  la arquitectura de la  burguesía; 
mascletás
sacudiendo los cimientos del parlamento,  elementales
salamandra 
atacan a  reformistas morales  bien conocidos.
                  
                      
Laca centelleante,  azúcar de leche, estroncio,  brea,
agua de goma, chispas de fuego chino -por  un momento el aire
está
afilado de ozono- nube opalada  de humo pungente dragón
fénix
a la  deriva.  Por un instante  el Imperio  cae,
sus 
príncipes y  gobernadores huyen  al lodo estigio, los
penachos de azufre de los duendes lanzallamas les queman el culo
escocido
mientras se baten en retirada.  El niño Asesino, psique de
fuego, reina por una breve noche de Sirio caliente.
                  
                   
                  
                  Mitos
de Caos
                  
                  Caos nunca
visto (po-te-kitea)
                  
                  desposeído,
sedentario
                  
                  Caos de
empedernida oscuridad
                  
                  intocado
e intocable
                  
                                            
Canto maorí
                  
                  Caos se 
encarama en una montaña  del cielo: un inmenso 
pájaro
como una bolsa amarilla o una bola de fuego roja, con seis pies y
cuatro
alas; no tiene cara pero baila y canta.
                  
                      
O Caos es  un perro negro de largas greñas,  ciego y
sordo,
al que le faltan las cinco vísceras.
                  
                      
Caos el Abismo viene  el primero, luego vienen Tierra/Gaia, luego
Deseo/Eros.  De estos tres descienden dos pares; Erebus y la vieja
Noche, Eter y la Luz del día.
                  
                  Ni Ser ni
No Ser
                  
                  ni aire
ni tierra ni espacio:
                  
                  ¿qué
es lo que estaba encerrado? ¿dónde?
                  
                  ¿bajo
la protección de quién?
                  
                  ¿qué
era agua, profundo, insondable?
                  
                  Ni muerte
ni inmortalidad ni día ni noche;
                  
                  sino UNO
respirado por sí mismo sin viento.
                  
                  Nada
más.
Oscuridad envuelta en oscuridad,
                  
                  agua
inmanifiesta.
                  
                  UNO,
escondido
en el vacío,
                  
                  sintió
la generación del calor, sobrevino
                  
                  como Deseo,
primera semilla de la Mente...
                  
                  ¿Es
que había arriba o abajo?
                  
                  Había
jarras de semillas, había poderes:
                  
                  energía
por debajo, impulso por arriba.
                  
                  ¿Pero
quién lo sabe de seguro?
                  
                       
Rg Veda
                  
                  Tiamat la 
Mar-Caos derrama  premiosa fango  y limo  de su 
vientre,
los horizontes,  el cielo  y la  sabiduría
acuática.  
Estos retoños  crecen díscolos y presuntuosos; ella
considera su destrucción.
                  
                      
Pero Marduk el  dios de la guerra babilónico  se
levanta
en rebelión  contra el  Viejo Hag  y sus 
monstruos-Caos,
tótems  ctónicos; Gusano, Ogro Femenino, Gran
León, 
Perro Loco, Hombre Escorpión, Tormenta Aullante -dragones 
portando su gloria  como dioses- y la  propia Tiamat una gran
serpiente de mar.
                  
                      
Marduk la  acusa de  provocar la  rebelión
de 
hijos contra padres; ella ama a Bruma y a Nube, principios del
desorden. 
Marduk será el primero en gobernar, en inventar  el
gobierno. 
En la batalla asesina a Tiamat y desde  su cuerpo organiza el
universo 
material.  Inaugura el imperio  babilónico; 
después, 
con  las entrañas  sangrantes  del  hijo
incestuoso
de Tiamat  en la picota crea la raza  para servir por siempre
al  regalo de  los  dioses; y  a  sus 
altos
sacerdotes  y  a sus  reyes coronados.
                  
                      
El padre  Zeus y  los habitantes  del Olimpo 
libran
guerra contra la Madre Gaia y los  Titanes, esos partisanos de
Caos,
contra las viejas formas de  la caza y la recolección,
de 
la errancia sin rumbo, de la androginia y la licencia de las bestias.
                  
                      
Amón  Ra (Ser)  se sienta  solo  en el 
Océano Caos  primordial de  NUN creando  a
todos 
los demás  dioses al  correrse; pero  Caos
también 
se manifiesta como  el dragón Apofis  al que Ra 
debe destruir (junto  a su estado de gloria, su  sombra y su
magia) con objeto  de que Faraón pueda reinar en  paz;
una victoria  recreada diariamente  en los ritos  de los
templos imperiales para  confundir a los enemigos del 
Estado,
del Orden cósmico.
                  
                      
Caos es Hun  Tun, Emperador del Centro.  Un día 
el Mar del Sur, el  Emperador Shu, y el  Mar del Norte, 
el Emperador Hu (shu  hu = relámpago)  pagaron 
visita 
a  Hun  Tun,  que  siempre  los 
agasajaba.
Deseando devolver sus atenciones dijeron,  "todos los seres tienen
siete orificios para  ver, oír, comer, cagar, 
etc. 
¡pero el pobre  viejo Hun Tun no tiene  ninguno! 
¡Abrámosle unos cuantos!" Y así  lo hicieron
-un
orificio por día- hasta que el séptimo día, Caos
murió.
                  
                      
Pero...  Caos es un enorme  huevo de pollo
también. 
Dentro de él  P'an Ku nace  y crece  durante
18,000
años;  por fin el  huevo se abre, se  divide
en 
cielo y tierra,  yang y yin.   Ahora P'an  Ku crece
hasta convertirse  en una columna  que sostiene  el
universo;
o  bien se convierte  en  el  universo mismo
(respiración
-- viento,  ojos -- sol  y  luna, sangre y humores --
ríos
y mares, pelo y pestañas -- estrellas y planetas, esperma --
perlas,
médula -- jade, sus pulgas -- los seres humanos, etc.)
                  
                      
O   bien   se  
convierte   
en   el   Emperador   Amarillo
hombre/monstruo. 
O bien  se convierte en Lao Tse, profeta  del tao.  De
hecho,
el pobre viejo Hun Tun es el tao mismo.
                  
                      
"La música  de la naturaleza  no tiene
existencia 
fuera de las  cosas.  Las  diversas aberturas, 
caños,
flautas,  todos los  seres vivos juntos conforman la
naturaleza. 
El "Yo" no puede producir cosas y las cosas no  pueden producir el
"Yo", que es  autoexistente.  Las cosas son lo que son
espontáneamente,
y no  a causa de otras.  Todo es natural sin  saber
por 
qué  es así.   Las 10,000 
cosas 
tienen 10,000  estados diferentes,  todas se  hallan
en 
movimiento  como si  hubiera un  Señor
Verdadero 
para moverlas;  pero si  buscamos  pruebas de  este
Señor  no encontraremos ninguna". (Kuo Hsiang)
                  
                      
Cada conciencia realizada es un "emperador" cuya sola forma de 
gobierno
es  no  hacer  nada que  perturbe  la 
espontaneidad
de  la naturaleza, del tao.  El "sabio" no es  Caos
mismo,
sino más bien un hijo fiel de Caos; una  de las pulgas de
P'an
Ku, un trozo  de carne del hijo monstruoso de  Tiamat. 
"Cielo y  tierra" dice Chuang Tzu,  "nacieron al mismo tiempo
que yo, y las 10,000 cosas son una conmigo".
                  
                      
El anarquismo ontológico tiende  a disentir con el absoluto
quietismo taoísta.  En  nuestro mundo Caos ha
sido 
derrocado por dioses más  jóvenes, moralistas, 
falócratas,  sacerdotes-banqueros, señores  a
propósito
para sus siervos.  Si la rebelión se muestra como un
imposible
entonces quizá pueda al menos  promoverse una forma
clandestina
de jihad espiritual.  Déjala que  siga las 
enseñas
de  guerra del  negro dragón anarquista, Tiamat, Hun
Tun.
                  
                      
Caos nunca murió.
                  
 
                  
                  Pornografía
                  
                  EN PERSIA
VI  que la poesía está  hecha para incorporarse
a  la música y para entonarse o cantarse -por una sola
razón-
porque funciona.
                  
                      
Una combinación propicia  de imagen y melodía 
sumerge a la audiencia en un hal (algo entre un estado de ánimo
estético/emotivo y un trance de  hiperconsciencia),
arrebatos
de llanto,  posesiones de baile; una respuesta física
mensurable
al arte.  Para nosotros el eslabón entre la
poesía 
y el  cuerpo se  perdió con  la era 
bárdica;
leemos  bajo la influencia de un anestésico gas cartesiano.
                  
                      
En  el norte  de la  India hasta  la
recitación 
no musical provoca ruido y  movimiento, cada buen pareado se 
aplaude, ";Wa!  ;Wa!" con   gesticulación 
elegante,  
arrojando  rupias;   mientras  nosotros escuchamos
poesía  como si  fuéramos una especie  de
cerebro  de ciencia ficción en un bote; todo lo más
una risita forzada o una mueca, vestigio de un rictus simiesco; el
resto
del cuerpo en algún otro planeta.
                  
                      
En el Este los poetas son a veces encarcelados -una especie de
cumplido,
ya que sugiere que el autor ha hecho algo al menos tan real como el
robo
o la violación o  la revolución-.  Aquí
a los poetas se les permite publicar absolutamente cualquier cosa; una
especie de castigo en efecto, prisión sin paredes, sin ecos, sin
existencia palpable; reino de las sombras de la publicación, o
del
pensamiento abstracto; un mundo sin riesgo ni eros.
                  
                      
Así es que la poesía está  muerta una vez
más;
e incluso si la momia de  su cadáver retiene alguna de
sus 
propiedades curativas, la autoresurrección no es una de ellas.
                  
                      
Si  los legisladores rehusan considerar  los 
poemas 
como crímenes, entonces  alguien tendrá  que
cometer 
crímenes que  sirvan la función de la poesía,
o textos  que posean la resonancia del terrorismo. Reconectar a
cualquier 
precio la poesía al cuerpo.   No crímenes
contra
los cuerpos, sino contra las ideas (y contra las ideas en las cosas)
que
son  mortales  y  sofocantes.  No
estúpido 
libertinaje  sino  crímenes ejemplares,
crímenes
estéticos, crímenes pasionales.
                  
                      
En  Inglaterra ciertos  libros pornográficos 
están
todavía prohibidos.  La pornografía tiene un 
efecto
físico mensurable sobre sus lectores.   Al igual 
que la  propaganda es  capaz de  cambiar vidas  al
descubrir verdaderos deseos.
                  
                      
Nuestra cultura saca la mayor parte de su porno del odio al cuerpo;
pero 
el arte erótico  constituye en sí mismo  un
extraordinario
vehículo  para  el estímulo  del 
ser/la 
conciencia/la felicidad  -como ocurre con  ciertas
obras 
orientales-.  Una  especie de  porno tántrico
occidental
puede ayudar  a galvanizar el cadáver, a  hacerlo
brillar
con algo del atractivo del crimen.
                  
                      
América  tiene libertad  de  expresión
dado 
que todas  las palabras  son  consideradas 
igualmente
triviales. Sólo  las  imágenes cuentan; a los
censores
les fascinan  los retazos de muerte y mutilación pero 
retroceden  horrorizados a  la  vista  de un 
niño  masturbándose; aparentemente 
experimentan 
esto  como   una  invasión  de 
su 
validez existencial, de  su identificación con el 
Imperio
y los más  sutiles de sus gestos.
                  
                      
No hay duda que ni el porno más poético haría
jamás
revivir el cuerpo  sin rostro para  que cantara  y
bailara
(como  el pájaro-Caos chino) pero  imagínate un
guión para  una película de tres  minutos que
transcurre
en una mítica isla de  niños fugitivos que habitan
las
ruinas de viejos castillos  o construyen cabañas
tótem
y  nidos ensamblados con chatarra;  una mezcla  de 
animación, efectos  especiales, infografía  y
vídeo 
en color;  editado  con  el dinamismo  de 
un 
anuncio de  comida rápida...
                  
                      
...pero misteriosos  y desnudos,  plumas y  huesos,
tiendas
cosidas  con  cristal,  perros  negros,
sangre 
de  paloma;  flashes  de miembros ámbar enredados
en las sábanas; caras enmascaradas de estrellas besando
suaves 
pliegues de piel; piratas  andróginos, rostros
náufragos
de colombinas durmiendo sobre flores  de muslo blanco; graciosos
chistes
guarros  de meado,  lagartos  amaestrados bebiendo 
a lengüetadas  leche derramada; break dancing en
cueros; 
bañera victoriana con patos de goma y meteduras de pata rosa;
Alicia
en ganja...
                  
                      
...punk  reggae atonal  adaptado  a
gamelán, 
sintetizador, saxofón y percusión;  letras de boogie
eléctrico cantadas  por un etéreo coro de 
niños;
letras  ontológico anarquistas, un  cruce entre 
Hafez y Pancho Villa, Li  Po y Bakunin, Kabir y Tzara; 
llámalo
";CAOS, el video musical!"
                  
                      
No... seguramente tan sólo es  un sueño. 
Demasiado
caro de producir,  y además 
¿quién 
lo vería?   Desde luego  no  los
niños
a los que pretendía seducir.  La TV pirata es  una
futil
fantasía, el rock sólo es otra  mercancía;
olvida 
pues la  elegante gesamtkunstwerk.   Siembra un parque
de
recreo con  obscenos folletines incendiarios; pornopropaganda, un
chiflado samizdat para liberar el deseo de su yugo.
                  
                   
                  
                  Crimen
                  
                  LA JUSTICA
NO  PUEDE OBTENERSE bajo ninguna Ley; la  acción de
acuerdo
a la  naturaleza  espontánea,  la 
acción  
que  es  justa,  no  puede ser definida  por
el 
dogma.  Los  crímenes por  los que  se
aboga 
en estos pasquines no pueden  ser cometidos contra uno mismo
o 
contra otros sino sólo contra  la mordaz
cristalización
de  las ideas en la  estructura de venenosos Tronos y
Dominaciones.
                  
                      
Es decir, no  crímenes contra la naturaleza  o la
humanidad
sino   crímenes   legalmente 
acreditados.   
Tarde   o   temprano   el
descubrimiento 
y  la revelación  del  yo/naturaleza 
transforman
a  una persona en un malhechor -como salir a otro mundo y
después
volver a éste para  descubrir  que  has 
sido 
declarado un  traidor,  un  hereje,  un proscrito-.
                  
                      
La Ley espera a que des  un traspiés en algún modo
del
ser, que  te conviertas  en  un alma  diferente
a 
la  habitual carne  muerta aprobada  y sellada  en
púrpura  por las  autoridades sanitarias;  y tan
pronto como empiezas a actuar en armonía  con la naturaleza
la Ley te da el garrote y estrangula; así que  no jueges al
bendito mártir liberal de clase  media; acepta  el
hecho 
de que  eres un  criminal y  prepárate para
actuar
como tal.
                  
                      
Paradoja: abrazar  a Caos no significa  deslizarse hacia la
entropía
sino emerger hacia una  energía como estrellas, hacia un
patrón
de gracia instantánea; hacia  un orden orgánico
espontáneo
completamente diferente  a las  pirámides de 
carroña
de  sultanes, muftíes,  cadíes y verdugos
sonrientes.
                  
                      
Después de Caos viene Eros -el principio de orden
implícito
en la nada  del Uno incualificado-.  El amor es 
estructura,
sistema, es el único código no narcotizado ni 
manchado
por la esclavitud.  Hemos de convertirnos en ladrones y timadores
para proteger su belleza espiritual en una faceta de clandestinidad, en
un jardín oculto de espionaje.
                  
                      
No sobrevivas meramente a la espera de que la revolución de
otros
te  decida a tomar  partido, no te alistes  a los
ejércitos 
de la anorexia  o la  bulimia;  actúa como 
si ya  fueras  libre, calcula  los riesgos, sal fuera,
recuerda
la Ley de Duelo -fuma grifa/come pollo/bebe té-.  Cada
hombre 
su propia viña e higuera (Circle Seven Koran, Noble Drew
Alí);
lleva tu pasaporte moro con orgullo, guarda tus espaldas, que no te
cojan 
en el fuego cruzado;  pero asume el riesgo,  baila antes de
calcificarte.
                  
                      
El modelo  social natural  del anarquismo
ontológico 
es la pandilla de  niños o la  banda de
atracadores.  
El dinero es  un camelo -esta aventura ha  de ser posible
sin 
él- el botín y  el pillaje habría que 
gastarlos
antes  de que  vuelvan al  polvo.  Hoy  es
el 
Día de  la Resurrección  -el 
dinero  
empleado   en   belleza 
será  
transmutado alquímicamente en  elixir-.  Como mi
tío
Melvin solía decir,  el melón robado sabe más
dulce.
                  
                      
El mundo  ya ha sido  rehecho de  acuerdo a los 
deseos
del corazón; pero la civilización  es la
dueña
de todos los  contratos y de la mayoría  
de 
las   pistolas.   Nuestros  
ángeles 
feraces  exigen  la trasgresión, porque sólo
se 
manifiestan en suelo prohibido.  Bandolero. El yoga del sigilo, el
golpe relámpago, el disfrute del tesoro.
                  
                   
                  
                  Brujería
                  
                   
                  
                  EL UNIVERSO
QUIERE  JUGAR. Aquellos que por  reseca avaricia espiritual
lo
rehusan  y eligen  la pura  contemplación
desperdician 
su humanidad; aquellos que por tonta angustia  lo rehusan,
aquellos
que dudan, pierden su oportunidad y  su divinidad; aquellos que
se 
moldean ciegas máscaras de Ideas  y siembran 
cizaña
buscando  alguna prueba  de su  propia solidez acaban
viendo
a través de los ojos de un muerto.
                  
                      
Brujería: el cultivo sistemático  de la conciencia
dilatada
o de la percepción no ordinaria y su despliegue en el mundo de
los
hechos y los objetos para convocar los resultados deseados.
                  
                      
El ensanchamiento  de aperturas en la  percepción
destierra
gradualmente los  falsos yos, nuestros cacofónicos 
fantasmas;
la "magia negra" de la  envidia y la venganza  se dispara por
la  culata porque el deseo  no sabe  ser 
forzado.  
Allí donde  nuestro  conocimiento de  la belleza
armoniza con el ludus naturae, empieza la magia.
                  
                      
No, ni doblar cucharas,  ni horoscopia, ni Amanecer Dorado, ni
chamanismo 
de pega, ni  proyección astral,  ni misa
satánica; 
si se trata de chismografía hay que ir al meollo, a la banca, a
la política, a las ciencias sociales; y no a esa enclenque
basura
blavatskiana.
                  
                      
La  brujería  funciona  creando  a 
su 
alrededor  espacios físico/psíquicos o
aperturas 
a un espacio de expresión  sin límites -la
metaformosis 
del  lugar cotidiano  hacia  una  esfera
angélica-.  
Esto implica la manipulación de los símbolos  (que
también
son cosas) y de la gente  (que   también 
es  
simbólica);  los  arquetipos  facilitan  un
vocabulario en este  proceso y por tanto  se tratan como
si 
fueran a un tiempo reales e irreales, como palabras. Yoga imaginario.
                  
                      
El brujo  es un Simple Realista:  el mundo es real 
-así
la conciencia tiene  que ser  pues real dados  sus
tan 
tangibles efectos-. Para  el zoquete  hasta  el
vino 
resulta insípido  pero  el mago  puede
intoxicarse
con sólo mirar el agua.   La calidad de la
percepción
define el mundo de la intoxicación; pero sostenerla y expandirla
para incluir a otros exige una actividad de un cierto tipo
-brujería-.
                  
                      
La brujería no rompe ley  de la naturaleza alguna porque no
hay tal  Ley Natural, sólo  la espontaneidad  de
la natura  naturans, el tao.   La 
brujería 
viola  leyes   que  buscan  encadenar 
este 
flujo; sacerdotes, reyes,  jerofantes, místicos, 
científicos
y  tenderos todos califican al  brujo de enemigo por amenazar
el poder de  su charada, la fuerza tensora de su trama ilusoria.
                  
                      
Un poema puede actuar como  un conjuro y viceversa; pero la
brujería
rehusa ser  metáfora de la mera literatura; insiste 
en
que los símbolos deben  provocar tanto sucesos  como
epifanías
privadas.   No es una crítica  sino una
reconstrucción.  
Rechaza toda escatología  y toda metafísica  de
la  mudanza,  toda nebulosa  nostalgia  y
todo 
futurismo estridente, en favor de un paroxismo o posesión de la
presencia.
                  
                      
Incienso  y cristal,  daga y  espada, varita, 
túnica,
ron, habanos,  velas,   hierbas  como  
sueños 
secos  -el   muchacho  virgen contemplando la 
vasija de tinta- vino  y ganja, carne, yantras  y pases
-rituales
de  placer, el jardín  de houris y  sakis- el
brujo 
trepa por estas serpientes y escaleras a  un momento que
está
enteramente saturado de su  propio color, donde las 
montañas
son montañas y  los árboles son árboles,
donde
el  cuerpo se convierte todo en tiempo,  el amado todo en
espacio.
                  
                      
Las tácticas del anarquismo ontológico están
enrraizadas
en este arte secreto;  los objetivos del anarquismo 
ontológico
aparecen en su floración.  Caos conjura a sus enemigos y
recompensa
a sus devotos... este  extraño  panfleto 
amarilleante,
este  seudónimo  polvoriento  lo revela todo...
escribe
pidiendo un microsegundo de eternidad.
                  
                   
                  
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                  LO QUE ESTO 
TE CUENTA no es  prosa.  Puedes clavarlo en  el
tablón
pero sigue  aún vivo  y coleando.   No
pretende 
seducirte a  menos que  seas extremadamente joven y guapo
(incluye
foto reciente).
                  
                      
Hakim  Bey vive  en un  destartalado hotel  chino
donde 
el propietario  saluda con  la cabeza  sobre  el
periódico 
y las  cascadas retransmisiones de  la ópera de
Pekín.  
El ventilador gira en  el techo como un  derviche
perezoso 
-el sudor  cae en la  página- el  caftán
del
poeta  está mohoso,  sus óvalos 
reparten 
ceniza por  la alfombra;  sus monólogos parecen
deslavazados
y ligeramente siniestros; Más allá de las ventanas
cerradas
el barrio funde a  palmeras, al ingenuo mar azul, a la
filosofía
del tropicalismo.
                  
                      
A lo largo  de cierta autopista al este  de Baltimore pasas
un 
trailer aerodinámico  con un  gran  rótulo
en  el porche  SE LEE  EL ORACULO y  la imagen de
una 
tosca mano negra sobre  fondo rojo.  Dentro atisbas un
despliegue 
de libros de sueños, libros  de números, panfletos
de
vudú y santería, viejas revistas polvorientas de nudismo,
una pila de Boy's Life, tratados sobre gallos de  pelea... y este
libro, Caos.  Como palabras   proferidas  
en   
un   sueño,   portentosas,  
evanescentes,
transformándose en perfumes, pájaros, colores,
música
olvidada.
                  
                      
Este   libro  se   distancia  
de 
todo   con  una   cierta impasibilidad de
superficie,
casi una  cristalización.  No mueve la cola ni
gruñe 
sino que muerde  y arremete contra  los muebles. 
No 
tiene número de ISBN y no te quiere como discípulo pero
puede
que te rapte a los niños.
                  
                      
Este  libro  está  nervioso  como 
el 
café  o  la  malaria -construye una red  de
cortes y guaridas entre sí  mismo y sus lectores- pero es
tan
palmario y literal que prácticamente se codifica a sí
mismo;
se fuma a sí mismo al estupor.
                  
                      
Una máscara, una automitología,  un mapa sin
localizaciones
-envarado como un mural egipcio alcanza  sin embargo a acariciar
la
cara a alguien- y  de repente  se encuentra  a
sí 
mismo en  la calle,  en un cuerpo, encarnado en luz,
caminando,
despierto, casi satisfecho.
                  
                  NYC, 1 de
mayo-4 de julio, 1984.